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El insomnio veraniego

El verano trae siempre consigo cambios con respecto a la temporada anterior: días interminables de luz, fin de las clases, inicio de vacaciones… en definitiva cambios; en lo que al sueño respecta, los cambios estacionales pueden afectar también a los patrones de sueño y no precisamente para volverse más reparadores.

En esta estación, la exposición adicional a la luz solar provoca una supresión de la producción de melatonina del cuerpo, hormona que avisa al cuerpo de que ya es hora de dormir. Por ello no se recomienda tomar el sol hasta altas horas del día para evitar tener problemas para conciliar el sueño.

La calidez de este clima también está relacionado con la dificulta para conciliar el sueño. Hay numerosos estudios acerca de la relación entre la temperatura y el sueño, de tal forma que nuestra temperatura corporal es más baja dos o tres horas antes de nuestra hora natural de despertarnos, temperatura que va aumentando a lo largo del día y encuentra su pico máximo unas dos horas antes de empezar a sentir sueño por la noche. 

Cuando provocamos esa temperatura artificialmente por ejemplo con una ducha, nuestro cuerpo lo interpreta como el pico térmico y se dispara nuestra somnolencia.

Dicho esto, puede resultar incoherente entonces que las calurosas noches de verano provoquen dicha somnolencia. La explicación a ello reside en el hecho de estar experimentando de forma continuada las altas temperaturas.

Lo que está pasando en nuestro cuerpo es que los mecanismos hormonales que regulan nuestros ritmos del día se acaban descoordinando y las señales químicas que recibimos, a menudo resultan contradictorias lo que provoca que nos cueste mucho más dormir.

 

 

Profesionales que estudian los procesos evolutivos de los seres vivos coinciden en que las personas son un animal diurno que ha ido evolucionado para dormir cuando hay más oscuridad y hace más frío.

En este sentido, para mejorar nuestro sueño en verano podemos adoptar una serie de pautas:

  • Mantener la habitación fresca. Una temperatura entre 16 y 19 grados. En el caso de viviendas de varias plantas, como sabemos, el calor al tender a subir, es más recomendable elegir habitaciones de la planta baja. 
  • Una o dos horas antes de acostarse, es aconsejable atenuar las luces, lo que activará la producción natural de melatonina de nuestro cuerpo. Apagar los dispositivos electrónicos es muy importante, ya que la luz azul que emanan, perjudican especialmente nuestro sueño. Otra opción es activar el modo nocturno de las pantallas.
  • Educar nuestras rutinas: acostarse y levantarse todos los días a la misma hora, usar ropa adecuada, en este caso, ropa de tejidos ligeros que no nos hagan sudar,no hacer ejercicio en momentos cercanos a la hora de acostarse, para evitar ese incremento de temperatura que trastorne nuestro ciclos hormonales.

Relacionado con el tema de la educación de nuestras rutinas, es el tema de la alimentación, tema que ya abordamos en el post anterior: evitar las comidas copiosas, la cafeína, el alcohol e intentar mantenerse bien hidratados.

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